Después de ir en febrero a la laguna, ahora a tocado ir en primavera, los contrastes entre invierno y verano son extremos, se pasa de unos paisajes de blanco y piedra, a unos paisajes multicolores.
Llegando a la fuente.
Como se observa las cabras están acostumbradas al contacto con los humanos, vamos que la faltaba pedir la comida.
Vista de la laguna durante el descenso hacia ella.
Vista de la laguna desde el charco de la esmeralda.
Bueno, después del esfuerzo de realizar la ruta, nos acercamos a un ventisquero y disfrutamos un poco de la nieve que aún queda.
Para finalizar, fue un gran día de senderismo y campo
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